UN CHISTE DE STEPHEN HAWKING. MÁS DIFÍCIL QUE SALVAR EL EURO

Fernán Escudero

Supernova USA frente al dragón de agua chino

Hace tiempo que no viajo a Estados Unidos, la última vez que crucé el charco al volver de San Francisco mi avión con rumbo a Madrid tuvo que desviarse para hacer un aterrizaje de emergencia en el Kennedy de Nueva York porque había fallado uno de sus dos motores. Fue tras avistar desde las alturas el hermoso cañón del Colorado, esa hipnótica herida de tierra roja y agua turquesa en el desierto. Soy de las que miran por la ventanilla. No comprendo que la gente viaje ajena al espectáculo impagable de nuestro planeta a vista de pájaro. Tampoco hago ascos a las nubes, mi hábitat natural puesto que me llamo Ángeles.

Al llegar al aeropuerto neoyorquino el cojo avión tomó tierra escoltado por una escuadrilla de camiones de bomberos y ambulancias preparadas para una contingencia que tengo pocas ganas de volver a mirar así de cerca. Tropecientas horas después a los pasajeros salvados por la campana nos pusieron otra aeronave para depositarnos en España con el mayor jet lag que recuerdo. Así que decidí quedarme en suelo firme una temporada.

El caso es que, al no haber pisado las calles de EE UU últimamente, me pregunto si son ciertas mis impresiones de que la opinión pública estadounidense juzga un total fracaso la Unión Europea, con el euro, su único motor, sentenciado de muerte. Sabía que las agencias de calificación de por allí, portavoceadas por los medios de comunicación de todas partes, crucifican diariamente la credibilidad económica del viejo continente. Pero al leer la siguiente frase en un discurso del cosmólogo más famoso del mundo, Stephen Hawking, he comprendido que entre la ciudadanía norteamericana es lugar común –hasta el punto de servir de base para chistes coloquiales– la idea de que los billetes europeos son papel mojado:

«Menos mal que no estudié con Hoyle, porque me habría visto arrastrado a defender su teoría del estado estacionario, una labor que habría sido más difícil que salvar el euro». (El País, 15 de enero de 2012).

Stephen Hawking ha celebrado su 70 cumpleaños

Entiendo que Europa está desprestigiada en Estados Unidos, como ante sí misma, porque estos han desplegado todos sus vectores de poder corporativo y lobbista para ponerla en su sitio. El respeto internacional que la vieja señora se había ganado en anteriores décadas fue un espejismo, la madre prohijada no puede sobrepasar en estatura al padre, llámese Júpiter o Saturno. El dólar que desbancó al oro para imponerse como patrón de referencia monetaria no puede consentir que el euro siga empalicediéndolo.

Pero Hawking sabe infinitamente mejor que yo que toda estrella antes de morir hace un esfuerzo postrero para brillar más que nunca y que todas las demás, en una gran explosión encendida que ojalá no sea una nueva guerra con epicentro en Oriente Medio, léase Irán, conflicto del Estrecho de Ormuz. Al mirar ahora a USA podríamos estar viendo los últimos resplandores de una supernova destacada sobre el sombrío satélite Europa, pero que al tiempo poco tendrá que hacer contra la China que hasta etimológicamente se cree el centro del universo y que hoy celebra un año nuevo convencida de estar bajo el buen auspicio simbólico del dragón de agua, el elemento que vence al fuego.

Menos mal que en mil años todos calvos: «No creo que sobrevivamos mil años sin dejar nuestro frágil planeta», afirma en el mismo very interesting discurso el sabio Stephen Hawking, quien ha logrado sobrepasar en décadas la esperanza de vida que le dieron los médicos y convertir en ventaja su hándicap. Aplíquese su astrofísico ejemplo como proceda.

Mientras tanto, Merkel, Sarkozy y el capitán del crucero Concordia nos instruyen en la política del sálvese quien pueda.

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2 respuestas a UN CHISTE DE STEPHEN HAWKING. MÁS DIFÍCIL QUE SALVAR EL EURO

  1. Alberto Urrutia dijo:

    Continúa el buen pulso de la bloguera. De acuerdo en que se trata , entre otras cosas, de encajar a la China de hoy en el panorama internacional, reconociéndola su enorme importancia y haciendo variar la configuración geo – económica del planeta y la consiguiente relación de poderes y contrapoderes. ¿Hasta dónde puede llevar a esta gente su tremenda capacidad de trabajo, que la hace ya medio dominar el mundo?.
    Lo único que casi cabe hacer es tocar madera y esperar que sean indulgentes…

  2. ¡Feliz año nuevo chino! Encomendémonos al influjo de la buena suerte del dragón ahora que con el petróleo hemos topado, otra vez.

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